Soy un seguidor extraño en cuanto a sagas. He seguido las películas del universo Marvel desde sus inicios. Leo sus cómics desde que era un niño. He llegado a disfrutar sus historias en el cine como el que más. Pero también hay veces que decido no entrar en su mundo. Decidí no ver la tan adorada Black Panther, con ese actor protagonista tan expresivo como una lechuga —no me creí su personalidad ni su propósito en Civil War—. Tampoco es que disfrutase la segunda entrega de Los Vengadores, con un villano que no intimida en ningún momento y cuya filosofía es contradictoria y poco creíble. Si lo pienso, son pocas las entregas que de verdad me han gustado. Y, sin embargo, sigo acudiendo al cine para ver qué nos traen en cada nueva película.
Esta última, Vengadores: Infinity War, lleva años preparando al público para su estreno. Es el crossover más ambicioso de la historia del cine, dicen por ahí. Las redes se derrumbaron ante el tráiler, que mostraba una sucesión de explosiones y batallas sin contexto, salpicadas con dos o tres planos del terrible villano. Este tráiler me pareció que anunciaba lo peor que podía pasarle a la película. La violencia colosal, que a algunos les parece épica, a mí me resulta aburrida y facilona. La repercusión mediática que se le dio en el estreno fue exagerada e internet se llenó de voces fascinadas con lo que habían visto en el cine.
Después de haber visto Infinity War, he de decir que me ha gustado. Me parece atrevido proponerle a Disney una película cuyo protagonista es el malo, un extraterrestre todopoderoso con ideas nihilistas. También me parece atrevido darle profundidad a sus emociones y tratar sus ideas de la forma más objetiva posible.
El bando de los superhéroes tampoco se ha quedado sin esta carga dramática. El lazo que se forma entre Peter Parker y Tony Stark llega aquí a su culmen, con momentos, para mí, verdaderamente emotivos. Incluso me resulta interesante el plan cósmico del Dr. Strange, desde su mundo de magia y misticismo.
Todos estos elementos me parecen suficientes, en adición con el magnífico final, para justificar mi satisfacción con la película. Aunque, sí he de decir que las posiciones extremas que se han formado ante Infinity War, me parecen exageradas. Muchos han criticado su exceso de efectismos y su poca linealidad argumental. Perdonadme pero veo muy difícil hacer una película con 30 superhéroes sin utilizar CGI ni múltiples líneas argumentales. También tengo que decir que no es una obra maestra, ni mucho menos, y que los hermanos Russo serán grandes directores cuando aprendan a encuadrar las escenas y estudien montaje.
Otro error garrafal es el de los hechos sin consecuencia. Marvel se ha empeñado en crear un universo cinematográfico coherente y complejo, pero hay detalles que echan por tierra todas esas pretensiones. Todo lo que Taika Waititi aportó a Thor en su película, transformando un personaje plano y sin rumbo en uno maduro y seguro de sí mismo, desaparece en Infinity War. En Thor: Ragnarok se llegaba a conclusiones admirables. Destaco la frase de Odín ante un Thor suplicante, necesitado de un martillo para estar completo: “¿Acaso eres Thor, el dios de los martillos?”. Esta lección vital se esfuma en la nueva entrega. Muestra del gatopardismo de Disney, defensor de que todo cambie para que no cambie nada.

Con todo, a pesar de sus fallos técnicos, el humor infantil y lo mal integrada que está la banda sonora —esto último a veces es de lo más anticlimático—, creo que forma parte del escaso grupo de películas de Marvel que de verdad me gustan. Y es que en otras entregas, como Capitán América: Civil War, parecían querer simplemente superar la grandiosidad de la primera parte de Los Vengadores, con batallas muy rápidas y explosivas, incoherentes con el resto de la trama. Estas batallas le quitaban toda la emoción a la película, ya que daban lugar a personajes planos, aburridos. Los personajes interesantes son los que se equivocan, los que cambian, los que aprenden y evolucionan.
Infinity War es una película con muchas virtudes y con bastantes fallos. Pero sus personajes son interesantes o, al menos, la gran mayoría lo son. Todos ellos tienen una amenaza común a la que enfrentarse, como tantas otras veces, pero cada uno la enfoca desde un punto de vista diferente. Y de todos ellos el personaje más completo es Thanos, el “malo” y el protagonista, la razón por la que recomiendo esta película a los seguidores.