“Y ahora, ¿qué veo?” Llega un momento en que la cantidad de opciones que tenemos a nuestra disposición, por lo menos en mi caso, me impide decidir con certeza. Por eso escribo aquí una serie de sugerencias personales de las principales plataformas de vídeo bajo demanda. Espero que les sea de utilidad.
Netflix

La reina de las plataformas tiene un catálogo vastísimo en el que muchas veces es más fácil perderse de lo que parece. Su as en la manga es el algoritmo que personaliza las recomendaciones de cada usuario, pero a veces esta personalización hace que grandes joyas pasen desapercibidas, como ocurre con El otro lado del viento, obra póstuma de Orson Welles y que es uno de los mayores tesoros fílmicos de nuestra era. El otro as en la manga de Netflix es su producción propia y lo que más recomendaría de esta línea son Bojack Horseman y The Crown.
La primera es una serie de animación que no debe dejar que les engañe por su apariencia, la historia de Bojack y su vida en Hollywood como una antigua estrella de la televisión parece inocente en principio, pero tiene uno de los guiones que más me han impresionado en los últimos tiempos. Es una serie cómica, con momentos divertidísimos, pero que es capaz de hablar de los sentimientos humanos más complejos de una forma tan verdadera que perturba los sentidos y conmueve profundamente.
The Crown, por su parte, es una reliquia viva, casi una ceremonia sagrada, en la que caben también los conflictos más terrenales. Su elegancia en la puesta en escena se desarrolla por diferentes caminos en cada capítulo, excava en la mente de la reina Elizabeth II, en sus dudas, la dualidad reina/persona que la mantiene siempre al servicio de la corona, subyugada a sus necesidades dinásticas. Una mitología de luz y poder que merece cada minuto de tiempo invertido.
Dentro de esta producción propia me gustaría destacar también un documental, Wild wild country, que en unos pocos capítulos describe el auge y caída de Bhagwan Shree Rajneesh, gurú indio, y la secta que fundó en su tierra natal y que acabó por asentar en un rancho de Oregón. La cantidad de material rodado y el ágil montaje y exposición de los hechos les entretendrá seguro.
Volviendo a la ficción recomiendo también La maldición de Hill House, la disección genealógica de una familia marcada por el trauma que vivieron en una mansión encantada. A lo largo de la temporada se narra la relación de cada uno de los miembros con lo sucedido en aquella casa, y el resultado se percibe como un profundo y desgarrador estudio de la memoria, de cómo no existe una historia sino muchas y que cada versión condiciona al individuo de forma única, contado como una fuga audiovisual, en la que pasado y futuro se entremezclan hasta ser indistinguibles, dependientes el uno del otro.
HBO

HBO es la madre de la televisión moderna, de las series que ganan premios y son tratadas como el gran cine. Sería pues un desperdicio no aprovechar las grandes series que nacieron en esta cadena y que allanaron el camino para todo lo que vino después.
Los Soprano es una de las mejores series con las que me he encontrado, es el retrato de un grupo social, pero también lo es de la mente de su protagonista. Es el viaje del antihéroe por excelencia, sus intentos frustrados por demostrar que hay humanidad en él, que es un tipo normal capaz de amar, pero que vive atrapado por su condición y su entorno en una lucha perpetua por sobrevivir y ser el mejor.
Y si hablamos de Los Soprano también debemos hablar de The Wire. La serie que Mario Vargas Llosa compara con Dickens y Dumas, y no sin razón pues el auténtico protagonista no es otro que la ciudad de Baltimore, donde el narcotráfico y la miseria se nutren desde la misma raíz de su ser e infecta a todos sus ciudadanos, que viven encadenados a ella y al juego que conforma todas sus luchas. The Wire es terriblemente realista, y forma parte de su encanto esa obsesión en el relato por desmigajar cada esquina de la ciudad y plasmarla de la forma más fiel posible en la pantalla. Cuando le preguntaban al creador de la serie, David Simon, si no creía que era demasiado exigente con el espectador medio él respondió “Que se joda el espectador medio”. Y no ha de juzgarse esta respuesta por su agresividad, porque lo cierto es que The Wire demanda atención total, cada mínimo detalle de cada escena es crucial en el desarrollo de la trama, perder una pieza del puzzle significará perder muchas otras, pero les aseguro que merece la pena.
Amazon Prime

No he tenido aún la oportunidad de explorar a fondo las series creadas por Amazon (aunque hay unas cuantas que me atraen bastante como Good omens o Tales from the loop) así que me limitaré a hacer recomendaciones personales sobre su catálogo de películas que, por cierto, es mucho más variado e interesante de lo que creía. Aunque hay muchas películas que recomendaría de las que he visto que están disponibles me limitaré a dar tres opciones.
Mud es la tercera película en la carrera del Jeff Nichols, un realizador muy joven y con un estilo muy atractivo, que cuenta historias del sur de EEUU de una forma sensible y naturalista, a la vezcapaz de integrar elementos fantásticos. Mud tiene ecos de las aventuras de Tom Sawyer, unos niños conocen por casualidad un extraño hombre que vive sólo en una isla del río Mississippi y al que decidirán prestar su ayuda.
El manantial de la doncella es una de mis películas favoritas, no sólo de Ingmar Bergman sino de toda la historia. Está basada en una balada sueca del siglo XIII, que en principio parece tratar sobre una peregrinación pero que pronto se transforma y adquiere nuevas implicaciones, más oscuras, descarnadas, en las que la culpa y la ira toman protagonismo.
Brazil es otra de las películas que más me han marcado. Considero que Terry Gilliam es un autor cuya obra no es fácil de abordar, no por complicado o pesado, sino por extravagante. Para mí es un cineasta prodigioso, capaz de construir mundos únicos, un artista desbocado que dirige con la ilusión de un niño y el pesimismo de un adulto. Brazil quizá sea la que más me guste de sus películas, trata sobre un mundo gris y un hombre atrapado en él, la idea para el guion se le ocurrió cuando, en una ciudad industrial y contaminada, vio a un hombre en la playa con una radio en la que escuchaba la canción Aquarela do Brasil.
Filmin

Con total sinceridad, esta es la plataforma con el mejor catálogo que se pueda encontrar. Filmin tiene una filmoteca tan amplia como rica, en la que caben desde las películas de serie B más sarnosas y divertidas hasta las más excelsas películas europeas. Aquí se encuentra gran parte de la historia del cine, y sospecho que aquel que la investigue durante un par de meses saldrá con una idea un poco más acertada de lo que es este arte. Son tantas las películas que hay en Filmin que podría recomendar, desde las películas del antes mencionado Bergman, las de Fellini, los canales de la Universal y de MGM… que voy a optar por recomendar algunas de las que he visto recientemente.
Gosford Park, principal fuente de inspiración para la exitosa serie Downton Abbey, es una de las últimas obras del difunto Robert Altman, cineasta de muchas facetas y muy productivo, que en esta película consigue un estilo impecable, donde cada plano es insustituible, con un tempo casi matemático sino fuera porque no resulta rígido para nada, más bien, la cámara flota entre las diferentes habitaciones y personajes, aportando pequeñas pistas, algunos detalles minúsculos que de golpe encajan en la mente del espectador y revelan todo un significado oculto tras lo aparente. Y mencionar esta palabra no es arbitrario, ya que de eso va la película, sobre lo aparente, la diferencia entre lo superficial y lo que subyace oculto entre las muchas capas de la sociedad aristocrática que muestra.
Costa-Gavras dirigió en 1982 Missing, una película protagonizada por Jack Lemmon y Sissy Spacek sobre el golpe de estado de Pinochet en Chile, en la que la desaparición de Charlie Horman obligará a su padre y a su novia a buscarlo sin cuartel durante días en un país cada vez menos seguro. Costa-Gavras es conocido por sus películas de carácter político, en Missing nos presenta una historia increíble pero real en la que acompañamos el agónico proceso del padre de Charlie hacia la desesperanza, su lucha continua por llevar a su hijo de vuelta a casa y los obstáculos que se encuentra en el camino, en última instancia es la pérdida de la fe, ya sea en Dios o en la humanidad.
Grizzly Man es un documental dirigido por Werner Herzog acerca de Timothy Treadwell, un hombre que vivió trece veranos en Alaska en compañía de los osos. Herzog es un documentalista magistral, quizá uno de los mejores, y en este caso se vale del material filmado por Treadwell, hasta el día en que él y su pareja fueron asesinados por un oso, para formar una visión panorámica y objetiva de lo que fue la vida de este hombre, del valor y el sacrificio al que algunos son capaces de llegar por lo que aman. Realmente, este documental contiene algunos de los momentos más emocionantes y verdaderos vistos en una pantalla, momentos de “éxtasis humano” como dice Herzog que transmiten una alegría por la vida y una fuerza insospechados. Sinceramente, lo recomiendo.