Con Minstrel in the Gallery Jethro Tull demostró una vez más por qué era una de las bandas más innovadoras y con mayor talento de los setenta. Tras un exitoso ascenso a la fama a través de álbumes como Benefit, Aqualung o Thick as a Brick (probablemente su mejor trabajo) el grupo liderado por el flautista y cantante Ian Anderson afianzaba de nuevo su ecléctico estilo, mezcla de folk y rock progresivo, con un trabajo innovador y lleno de vitalidad.
En esta ocasión abundan más las melodías de corte acústico o folklórico que en discos anteriores, algo que indica el propio título del álbum: El Trovador en la Galería, una referencia a las habituales galerías de trovadores de la Edad Media situadas en los castillos británicos de los grandes señores. A pesar de la mayor presencia del folk, el rock no tiene menos peso, pues la potente batería de Barriemore Barlow y la virtuosa guitarra de Martin Barre hacen su aparición en los momentos más inesperados, dotando a las canciones de un equilibrio perfecto entre suavidad y rudeza.
El disco, que salió a la luz en 1975, está compuesto por siete cortes, cinco de los cuales incluyen fragmentos de relatos en las letras. Tienen un tono entre introspectivo y cínico, debido probablemente al reciente divorcio del líder del grupo, Ian Anderson.

El LP se abre con Minstrel in the Gallery, que comienza con una melodía suave y agradable que pronto se transforma en un intrincado tema de rock en el que todos los músicos hacen exhibición de su enorme potencial. Esta misma estructura se repite en la siguiente canción, Cold Wind to Valhalla.
En Black Satin Dancer el lucimiento de Anderson y Barre en sus solos, a la flauta y la guitarra respectivamente, junto con los exquisitos arreglos orquestales de David Palmer convierten este corte en uno de los mejores del álbum.
Luego llegan Requiem y One White Duck / 010 = Nothing at All, dos baladas en acústico en la que destacan de nuevo los arreglos de cuerda, que apoyan la cálida voz de Anderson con delicadeza y gusto, creándose así una atmósfera bucólica y pastoril.
El sexto y penúltimo tema, Baker St. Muse supera los dieciséis minutos de duración y se encuentra dividido en varias partes. Comienza con una introducción melodiosa del estilo de las dos canciones anteriores para acabar transformándose en una sinfonía rockera plagada de solos. Tras esto, nuevas melodías van apareciendo y dejando su huella en el oyente: pasamos de una suave calma a estallidos de rock puro y viceversa hasta desembocar en un poderoso final que no podría ser más adecuado para esta magnífica composición.
El LP finaliza con Grace que, aunque apenas dura unos segundos, evoca a la perfección el espíritu folk del álbum. Sin duda, una despedida muy apropiada.
En resumen, Minstrel in the Gallery es uno de los mejores trabajos de Jethro Tull y vale la pena escucharlo más de una vez tanto por sus letras como por las magníficas y originales melodías que suenan.