Pocos directores quedan activos hoy en día que hayan aportado tanto al cine como Roman Polanski. El realizador polaco ha marcado su carrera artística con la presencia constante del mal, consumiendo poco a poco al individuo sin que éste pueda evitarlo. Es una presencia que ya aparece en sus primeros cortos como estudiante en Polonia, y que se repite a lo largo de su filmografía, en títulos como El cuchillo en el agua o La semilla del diablo, tan brillantes …