Recuerdo que era muy temprano, que tenía prisa y que, antes de salir, me había limitado a ducharme, vestirme, tomar un café con dos gotas de leche y encender el teléfono móvil para comprobar si tenía algún mensaje, alguna llamada, sin tiempo para curiosear por las redes. Habitualmente suelo coger el transporte público para desplazarme desde mi casa al centro de trabajo, pero aquella mañana necesitaba utilizar el coche. Tengo un vehículo antiguo (20 años repartidos entre sus dos ejes) …