El irlandés representa los últimos coletazos de un cine al que posiblemente no le queden muchos años de vida. Representa el genio, el virtuosismo y la libertad de una forma de hacer cine desde las entrañas, como un arrebato de creatividad deslumbrante y única. Un cine del cineasta y no de las productoras, hecho porque no podía ser de otra forma y que se mantiene vivo por la dedicación de sus artesanos. Una reflexión sobre el envejecimiento que hace su …