Ya no está aquel bar, sustituido ahora por la tienda de turrones de Planelles Donat, ni Jorba Preciados, que ahora es un Corte Inglés, ni el cine París, donde la calle empezaba a estrecharse, ni la tienda de máquinas de escribir, ni la sede de la Catalana de Gas y Electricidad, ni tantas y tantas tiendas que han dado paso a tantas otras franquicias de ropa, que lo mismo se puede comprar en Barcelona como en cualquier otra capital de …