
Desde sus orígenes el cine ha sido un arte popular y a pesar de haber sofisticado su gramática a lo largo de las décadas, nunca ha dejado de ser esa atracción de feria, al alcance de casi todos los bolsillos, con la que evadirse de una realidad a veces insoportable. Las salas de cine han estado abiertas durante la gran depresión americana de los años treinta, entreguerras y posguerras, durante las revoluciones que definieron el siglo veinte y plantado cara a cada una de las alternativas que desde los años cincuenta, amenazan su existencia: la televisión primero, los aparatos de video doméstico después, la piratería, las plataformas y ahora, una pandemia sanitaria mundial.
El 31 de diciembre de 2019, China notificaba la existencia de un nuevo virus de origen todavía desconocido y dos meses y medio después, el 15 de marzo, el gobierno español declaraba el estado de alarma para paliar la propagación del coronavirus recluyendo a toda su población y ordenando el cierre de cualquier actividad no esencial. Las salas de cine, los teatros, las escuelas y las universidades, los talleres, las peluquerías, bajaron la persiana con la incertidumbre de no saber cuando volverían a subirla. Hoy tímidamente comienzan a hacerlo.
Las principales cadenas de exhibición han vuelto parcialmente a su actividad, recuperando parte de una cartelera que quedó en suspenso cuando aquel 15 de marzo se apagaron los proyectores de todos los cines del país. Aunque poco a poco el calendario de estrenos va adquiriendo ritmo, todavía le falta músculo. En las próximas semanas se estrenan una serie de títulos, en su mayoría cine de autor y producciones de bajo presupuesto. También reposiciones de títulos tan populares como Cinema Paradiso (1988) de Giuseppe Tornatore, El laberinto del fauno (2006) de Guillermo del Toro, Apocalypse Now (1979) de Francis Ford Coppola o Dersu Uzala (El cazador) (1975) de Akira Kurosawa. Para reabrir sus puertas, la Filmoteca de Madrid ha preparado un ciclo que ha denominado Hacia la felicidad con el que repostar endorfinas en tiempos de la nueva normalidad. Nada mejor que recuperar a Stanley Donen, Woody Allen, Jacques Demy, Agnés Varda, Terry Jones, Yasujirô Ozu, Jacques Tati o Jose María Forqué y Pedro Almodóvar para recordar por qué nos gusta ir al cine.
Estrenos en suspenso
El carácter global de la pandemia sin embargo ha venido retrasando las fechas de lanzamiento de las principales apuestas de las grandes distribuidoras. A estas alturas, el primer estreno agendado a nivel internacional es Tenet del director norteamericano Cristopher Nolan. Después de posponer en varias ocasiones su lanzamiento, mantiene el 12 de agosto como fecha para su presentación. En España llegará dos días después. Su estreno será mirado con lupa y, dependiendo de la recepción de los espectadores, los demás moverán ficha: Mulán de Niki Caro, versión en acción real del clásico de Disney (21/08), Los nuevos mutantes de Josh Boone (28/08) y ya en septiembre secuelas de dos de las últimas sorpresas del cine de terror: Un lugar tranquilo 2 (04/09) de John Krasinski y Expediente Warren: Obligado por el demonio (11/09) con Vera Farmiga y Patrick Wilson como investigadores de sucesos paranormales. Otros títulos como Wonder Woman 84 (02/10) de Patty Jenkins, La crónica francesa (16/10) de Wes Anderson, agendada para un Festival de Cannes que nunca llegó a celebrarse, Viuda Negra (30/10) de Cate Shortland, capítulo análogo al serial de Los Vengadores de Marvel con Scarlett Johansson o Sin tiempo para morir (12/11) la última aventura de James Bond con Daniel Craig y Ana de Armas irán llegando progresivamente a lo largo del otoño de 2020, después de haber retrasado todas, su fecha de estreno inicial.
En España, Santiago Segura desafiará las restricciones de aforo y el miedo a los rebrotes estrenando Padre no hay más que uno 2: La llegada de la suegra el 7 de agosto. Segura se lo juega todo y confía en el tirón de la película entre el público familiar que convirtió la primera entrega en el título nacional más visto de 2019. Hasta entonces, la cartelera acogerá títulos de autores tan relevantes como Takashi Miike que estrena First love, una atípica comedia romántica salpicada de violencia estilizada, Matthias & Maxine de Xavier Dolan, In fabric en la que Peter Strickland revisita las claves del giallo italiano a partir del patrón de un vestido que mata a la persona que se lo pone, Papicha, sueños de libertad de Mounia Meddour, drama ambientado en la Argelia de los 90 presentado en el último Cannes o Under the skin película maldita de Jonathan Glazer, estrenada en el festival de Venecia de 2013 pero inédita en salas españolas hasta ahora que Avalon, siete años después, se ha atrevido a desafiar la lógica que rige el mercado, habitualmente asfixiado por un calendario de estrenos muy exigente y que ahora, en tiempos de pandemia ha encontrado por fin su hueco. Aquellos que se atrevan, se encontrarán con una propuesta fascinante, esbozo de una sociedad enferma, asediada por la pandemia de la incomunicación y la falta de contacto que traza puentes con nuestra nueva normalidad.
Propuestas para todo tipo de espectadores con las que seducir a un público todavía temeroso que tiene, por fin, de nuevo las salas abiertas para volver a los cines. Volvamos a los cines.