La nueva cinta del afamado director Woody Allen, Rifkin’s Festival, inaugurará el próximo día 18 la sexagesimoctava edición del Festival de San Sebastián.

Wallace Shawn, actor y dramaturgo famoso por ser uno de los malvados que raptaba a Robin Wright en La princesa prometida (1987), es uno de los protagonistas de la nueva película de Woody Allen, Rifkin’s Festival, rodada en San Sebastián y que se estrena la semana que viene en el festival de cine de dicha ciudad.
Para los conocedores de la filmografía de Allen, Shawn es un personaje reconocible. Un rostro amigo. Ya en Manhattan (1979), una de sus primeras obras maestras, interpretaba al ex marido del personaje de Diane Keaton, del que Allen se burlaba por ser todavía menos atractivo que él. Más adelante, en la genial Días de radio (1987), se metió en la piel de uno de los hombres que pueblan la memoria del narrador, celebrando una Nochevieja en la azotea helada de un edificio de Nueva York.
Pero también ha aparecido en películas que si bien son menores que las anteriormente citadas, merecen verse más de una vez, como la extraña Sombras y niebla (1991), la deliciosa La maldición del escorpión de jade (2001), o la infravalorada Melinda y Melinda (2004), en la que pronuncia una frase tan alleniana como «The essence of life isn’t comic. It’s tragic».
He de confesar que el hecho de que sea él y no un primerizo de moda (véase Timothée Chamalet en la anterior, A Rainy Day in New York (2019)) uno de los protagonistas de la tan esperada película del neoyorquino es un motivo de alegría. Por esa presencia a lo largo de las décadas en la obra del director y porque supone un homenaje merecido a un veterano de la interpretación.
Habrá que ver si ambos colman nuestras expectativas, pero desde luego la apuesta de Allen por un tipo como Shawn es de agradecer.